Después de todo este tiempo, uno aprende a obviar las formas de las declaraciones de nuestros políticos -que ojalá fueran los de otros, mejor le iría a España- y llegar al fondo de la cuestión.
Tomemos el caso de la propuesta de financiación autonómica -¿a santo de
qué hay que estarla cambiando cada dos por tres? Fíjese de una refitolera vez y
manténgase así- del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer. El consejo regional de gobierno catalán la ha descartado, por
considerarla poco robusta.
¿Quiere esto decir que está mal estructurada, poco estudiada, deficientemente
planteada? Con independencia de que pueda tener todas estas características
-recordemos quiénes la han pergeñado-, no es esto lo que subyace tras las
palabras de los de la barretina. La realidad es mucho más prosaica, y se resume
en tres simples palabras.
Quieren más pasta.
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