Los
Clicks Unidos de Playmobil son la
variedad catalana de esa cara desagradable que hay en todos los ataques al
poder establecido, sean dichos ataques justificados o no. Son la masa, la
turba, la muchedumbre enardecida que quiere destruir lo que hay, no para
construir algo nuevo (no mejor necesariamente, pero sí diferente), sino por la
simple pulsión irracional de destruir. Son los sans-culottes de la Revolución Francesa como ejemplo más
característico.
Otro
rasgo de esa masa es que inicialmente son considerados por los listillos del ataque –aquellos que
quieren, no destruir lo que hay, sino simplemente apartar a los que están para
colocarse ellos- como una herramienta, una especie de tontos útiles, una palanca con la que cambiar la situación que, una
vez modificada según los designios de esos listillos,
será apartada y olvidada, puesto que ya ha cumplido su función. Pero esa
palanca suele resistirse a dejar de ser utilizada, o podríamos decir que le ha
cogido el gusto a actuar, y cual bola de nieve deslizándose por la ladera, una
vez puesta a rodar es muy difícil, por no decir casi imposible, detenerla.
En
el caso de Cataluña, como digo, Arturito
Menos y sus muchachos creyeron que apoyándose en la CUP (entonces con Chancleto, ahora con la de la esponja
para la higiene mensual y la crianza
por la tribu) podrían forzar la situación a su favor. Como en tantas otras
ocasiones anteriormente, estaban cebando una bestia que acabaría devorándoles.
Ya
tuvieron un aviso con la elección de Cocomocho
como presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma, que estuvo
sometida a los vaivenes y veleidades de esa panda de desharrapados asamblearios
hasta que, cansados (por el momento) de hacer el payaso, y viendo que se
acercaba el final del plazo para la elección, le dieron su voto. Pero desde
entonces, sabedores de que tenían cogido al susodicho por los dídimos, su
chulería y engallamiento han ido a más, tanto de puertas adentro como de
puestas afuera. Y los antaño nacionalistas
moderados, cada vez más minoritarios, han tenido que ir radicalizando sus
posturas y planteamientos para no ser dejados atrás, no sólo por los greñudos,
sino también por los que verdaderamente están sacando tajada de todo esto: el
estrábico con sobrepeso y sus compañeros, actualmente la formación que
capitanea la intención de voto en las encuestas.
Cansados
de hacer el paripé, y en medio de la resaca por el atentado islamista en
Barcelona, los Clicks se dejaron de
medias tintas y pidieron que muriera el proceso y empezara la via de la desobediencia. Aunque esto plantea una cuestión interesante: si ahora ha de
comenzar la vía de la desobediencia… ¿qué demonios es lo que han estado
haciendo hasta la fecha, pasándose por el escroto normas jurídicas y
resoluciones judiciales cuando les ha salido de la pituitaria?
A
lo mejor es que, en catalán, desobediencia
es otra cosa, y el vocablo tiene matices que no soy capaz de alcanzar a
percibir…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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