lunes, 4 de septiembre de 2017

Hay que ser boludo, ché

Los políticos en general, y los de izquierdas más, acostumbran a ser el colmo de la hipocresía, en el sentido de que predican para los demás (y obligan, si llegan al poder) un comportamiento que ellos no siguen en su vida personal.
Por ejemplo, defienden la libre ocupación de las viviendas… siempre y cuando sean las ajenas, porque ellos están muy ocupados acaparando propiedades. Defienden la contención y la moderación en el gasto público y privado, mientras ellos derrochan a manos llenas el primero, en parte para llenar los bolsillos del segundo (los propios, se entiende, no los ajenos). Hablan de la igualdad de clases, mientras se ufanan de pelearse con gente lumpen, de una clase social muy inferior a la suya. Se proclaman feministas, mientras hablan de azotar a periodistas (mujeres, de momento) hasta que sangren, y encamaran a los pináculos del poder a la churri de turno.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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