Eso
fue lo que pensé, hace casi un mes, cuando leí que populares, suciolistos y naranjitos habían cerrado filas para delegar en la justicia la respuesta al desafío secesionista. Y no me equivoqué.
Porque
si de algo puede estar uno seguro es que un político, y más si es español y de
izquierdas, mirará primero por sus intereses personales, luego por los de su
partido y finalmente, y sólo en última instancia, por los de España. Los del
partido de la mano y el capullo han dado sobradas muestras de ello a lo largo
de su más que centenaria historia, y las dieron de nuevo cuando en sede
parlamentaria se debatió la cuestión. Tales han sido los vaivenes de las
declaraciones de Sin vocales que
parecía que, más que hacer política, lo que hacía era bailar la yenka.
Es
decir, un pasito p’alante, un pasito p’atrás…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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