Junior es el mejor ejemplo
de que el paso de la Universidad española no sirve, por sí solo, para nada más
que para conseguir un cartoncito, llamado diploma, que convenientemente
enmarcado y colgado luce algo en los muros de una casa u oficina. Porque será licenciado
en Derecho y en Ciencias Políticas, y doctor en Ciencias Políticas, y habrá
pasado por la Universidad Complutense, la de Bolonia, la Carlos III y hasta por
la European Graduate School, pero su incultura alcanza niveles enciclopédicos,
casi los de su confesada soberbia.
Y
lo mejor (lo peor para él) es que su desparpajo permite comprobar, con cámaras
delante, que ni siquiera es un erudito a la violeta, sino un engañabobos:
alguien que, por decir las cosas con ese permanente tono de enfado que usa,
confía en engañar a los que tiene delante, sólo porque son más ignorantes aún
que él. Tan pronto se inventa el título de una obra de Kant como se trabuca al
mencionar una de las principales empresas auditoras del mundo, o confunde una salsa japonesa con una peligrosa variedad integrista del islam.
Y
luego va y dice que la imagen de la Casa
Real española manteniendo relaciones de amistad tan notorias con la dictadura
saudí avergüenza a muchos ciudadanos. Tú sí que das vergüenza ajena, Junior.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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