martes, 26 de septiembre de 2017

Ofrenda a la tormenta

Terminado el tercer volumen de la Trilogía del Baztán, puede verse que el desarrollo de los crímenes tiene una estructura de matrioska, en el sentido de que los criminales del primer volumen tenían detrás a otro criminal que los dirigía (el del segundo volumen) que, a su vez, era controlado por otro (el de este volumen) que también era autor en grado de dirección (sé que el término puede no ser penalmente correcto, pero creo que es suficientemente explícito como para que se me disculpe) de otra serie de asesinatos que hacen que tanto el personaje de Amaya Salazar como el lector se vea forzado a tomar un punto de vista más amplio y tener en cuenta que todo forma parte de un entramado mucho más complejo de lo que podría parecer al principio.
Y en esa mente maestra última se encuentra precisamente el fallo de este volumen, porque hasta alguien tan poco perspicaz en esta materia como yo se huele, a poco de comenzar la obra, quién puede ser el responsable. Obviedad que se ve compensada por algunos giros inesperados en la trama, muertes incluidas. Podríamos decir, pues, que la autora tiene una buena idea de partida, pero que su técnica literaria todavía tiene, en mi opinión, que mejorar.
Por otra parte, el final de la novela no supone el cierre de todas las líneas argumentales: por un lado, los problemas conyugales de la protagonista no se resuelven, salvo que consideremos como resolución la media docena de párrafos dedicados al tema del último capítulo; por otro, la última frase de la novela parece el pie para una nueva aventura de la comisaria Salazar, esta vez en territorio estadounidense.
Por último, hay dos puntos que la autora no llega a aclarar: uno, si el juez Marquina es realmente él... o su padre rejuvenecido, un poco al estilo del Wilhem Storitz de Julio Verne; y dos, si todos esos seres míticos (el basajaun, la Mari, las potencias demoníacas...) existen realmente... y si, con independencia de que existan o no, tanto la autora como su personaje creen en ellos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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