Seguimos
con la ristra de entradas relativas a las repercusiones del atentado islamista
en Barcelona. Según el consejo de gobierno de la comunidad autónoma, supo mal
la actuación brillante de la policía
regional. A mí, la verdad, no me extraña en absoluto que supiera mal; de hecho, me resulta casi nauseabunda: para empezar, quince
muertos, cien heridos, dos atentados, la mayor parte de los terroristas muertos
y no reducidos… deslumbrante, oye.
Luego,
además, nos enteramos de que la policía belga advirtió a la policía regional sobre el imam de Ripoll en Marzo (quizá cinco meses sea poco tiempo para
detenerle), y una juez avisó a la repetida policía regional de que las bombonas
de Alcanar podrían estar preparadas para
un atentado.
La
reacción del gobierno regional sobre el aviso de Bélgica fue decir que la envidia tiene estas cosas, y calificar
de miserable que se haya intentado
mezclar desde algunos sectores los atentados con el proceso soberanista.
Pues
mejor que miren en su propia guarida, porque si alguien mezcló los atentados y
el proceso soberanista (víctimas catalanas y españolas, ruedas de prensa en
catalán, banderas secesionistas en la manifestación por las víctimas…) fueron,
precisamente, los necionanistas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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