Finalmente,
los secesionistas catalanes perpetraron (pues no cabe emplear otro verbo) sus
amenazas y aprobaron la ley ilegal del referéndum ilegal. Y lo hicieron
saltándose todas las normas habidas y por haber, incluidas las que ellos mismos
se dieron no hace tanto tiempo, desoyendo a los servicios jurídicos de la
asamblea legislativa regional –lo que quizá demuestre que no todo está podrido
en esa región- y haciendo, literalmente, lo que les salía del escroto. Estaban decididos
a hacerlo sí o sí, y lo hicieron.
Y
venían avisándolo desde hace tiempo. Por eso, las palabras de Triple S, diciendo que ha muerto la democracia en Cataluña,
quedarán muy bonitas (o no) como cita en los libros de Historia, pero
demuestran, o bien una ceguera galopante, o bien una estulticia insuperable. Porque
la democracia en Cataluña –como en Vascongadas, como va camino en Navarra-
había muerto ya hace mucho tiempo. La democracia se funda, no me cansaré de
decirlo, no en acudir con mayor o menor frecuencia a las urnas (por esa regla
de tres, la Cuba castrista o la España franquista serían democracias), sino en
el imperio de la Ley. Y hace mucho tiempo que en Cataluña los que mandan se han
estado pasando las leyes, propias, ajenas o del sentido común, por el forro de
los cojones.
Los
que leen este blog ya sabrán mi respuesta a la pregunta que titula esta
entrada. Aplicación a rajatabla de la Ley, empezando por la Constitución
(España es patria común e indivisible de todos los españoles, y las Fuerzas
Armadas son las garantes de su unidad) y siguiendo por el Código Penal (esto es
un delito de sedición de libro).
¿No
quieren ser mártires? Pues vamos a hacerles mártires. Démosles el gusto una
postrera vez.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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