Cuando
me regalaron la Trilogía del Baztán (Bidasoa)
por mi cumpleaños, hace ahora casi doce meses, fue una sorpresa, porque no
estaba entre los que tenía pendientes de comprar y cuya lista había
proporcionado, a petición suya, a mi hermano, que fue quien me lo regaló
diciendo creo que te va a gustar.
Dejémoslo
en que no me ha disgustado. La trama engancha, al menos en este primer volumen,
aunque por momentos la novela parezca una guía turística de Elizondo y sus
alrededores. La autora va planteando el asunto de manera gradual, dosificando
cuidadosamente la información; aunque el final no es tan decepcionante como el
de, por ejemplo, El club Dumas, sí
que me ha resultado un poco anticlimático.
Lo
que no me ha gustado es el estilo de redacción, quizá un poco demasiado a la
pata la llana, pretendiendo a lo mejor dar un aire de inmediatez o naturalidad
cuando la impresión que a mí me da es que la autora estaba todavía un poco
verde en lo que a técnica de redacción se refiere.
Para
terminar, un detalle relativamente gracioso: al poco de recibir el regalo se
estrenó la película basada en esta novela. Cuando una de las actrices
secundarias hizo unas manifestaciones despreciativas hacia los españoles (ella
lo es, aunque por ser vasca probablemente se considere superior a la chusma
maketa), se levantó una campaña de boicot hacia la película, que incluía
desvelar la identidad del asesino. Mi comentario fue cabrones, que no me he leído la novela y me habéis chafado el final.
Afortunadamente,
en el lapso transcurrido olvidé quién era el asesino, o quizá la película lo
cambiara. El caso es que he leído la novela viendo culpables casi detrás de
cada árbol.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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