Ya lo he mencionado alguna otra vez: conocidos tengo que han pasado de votar al partido de la mano y el capullo porque les conviene (sic) a hacerlo porque -aunque les desagrade cómo están funcionando en Ferraz- no quieren que gobierne Vox a, finalmente, considerar que el psicópata de la Moncloa nos representa magníficamente por esos mundos de Dios.
Lo malo de cambiar de idea -o de
justificación- es que, una vez empiezas, ya no puedes parar, y cada vez tienes
que hacerlo más deprisa -con menos espera entre cambio y cambio- y con justificaciones
cada vez más ridículas o estrambóticas.
Porque, vamos a ver: si la Unión Europea emite un informe en el que señala a Sanchinflas por el descrontrol en la
corrupción y el caso del fiscal particular del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer, la única manera de interpretar bien en
la expresión nos representa bien es que su representación es un reflejo
fiel del asco de sistema que tenemos actualmente en España.
Que es como decir que nos deja a la altura del betún, porque ahí es donde nos hemos colocado nosotros solitos.
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