Que el alcohol y el tabaco son drogas, en el sentido de ser sustancias que crean adicción, es algo que ni los propios consumidores ponen en duda.
Lo que sí es criticable es que los gobiernos
en general -y en particular el desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer- practiquen el doble juego de permitir su libre venta al
tiempo que lanzan campañas para, pretendidamente, desincentivar su consumo. Y
todo ello mientras cobran impuestos que van a engrosar las arcas públicas y,
quizá, algún bolsillo privado.
Estoy seguro que si encontraran el modo de cobrar
impuestos por la cocaína, la heroína, el éxtasis, el PCP y demás sustancias
estupefacientes -aunque hay que venir ya estúpido de fábrica para consumirlas-,
las legalizaban ya mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario