Cuando el tirano del Kremlin invadió Ucrania, se las prometía muy felices: un avance rápido y ¡hala!, el granero de Europa en las manos de Moscú otra vez.
Pero las cosas no salieron como esperaba, y el
conflicto va ya para los tres años y medio. Algo parecido, se me ocurre según
escribo, a lo que ocurrió en la Gran Guerra (desde mi punto de vista,
erróneamente denominada Primera Guerra Mundial, puesto que el escenario
bélico se circunscribió casi exclusivamente al viejo continente, y los
enfrentamientos en otras zonas del globo -principalmente, África- se produjeron
entre colonias de las potencias europeas), cuando el frente occidental se
estancó durante la mayor parte del conflicto.
Como serán las cosas que Putin ha tenido que
recurrir a mercenarios, chechenos, ¡norcoreanos! y prácticamente cualquiera que
pudiera unir a su ejército. Hace un par de semanas aprobó finalmente la entrada en su ejército de extranjeros para no tener que llamar a levas a su población.
No fuera a ser que se le rebelaran.
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