Los del partido de la mano y el capullo y los aprovechados de la barretina tienen muchas cosas en común. Una de ellas es la costumbre de acusar a los demás de padecer los defectos de los que ellos mismos adolecen.
Tomemos el caso de la portavoz del filósofo
perico, esto es, del consejo regional de gobierno de Cataluña, que ha acusado a
Isabel Díaz-Ayuso -se ve que no sólo el psicópata de la Moncloa tiene sueños
húmedos (por los sudores fríos que le provoca) con ella, sino que ha extendido
su influencia hasta más allá del Ebro- de provocar inestabilidad y generar confrontación.
¿Quiénes son los que negocian hasta el último
minuto el apoyo al desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer, buscando exprimirlo hasta el extremo? ¿Quiénes oponen a una parte de
España con el resto del país, declarándose superiores y acusándola de robarla?
Que primero se miren en un espejo, y luego ya si eso empezamos a hablar.
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