Cuando Lampedusa escribió El Gatopardo no miraba al pasado de su país: miraba al futuro del nuestro. Aunque la bola de cristal debía de tener alguna que otra interferencia.
Porque cuando los de la mano y el capullo en
general, y el psicópata de la Moncloa en particular, dicen que van a cambiar
algo, en realidad no cambian nada, sino que hacen un más de lo mismo. En
cualquier caso, el resultado es que todo sigue igual.
Por eso, que las feministas del PSOE se
declaren defraudadas con Sin vocales por la nueva portavoz y por reciclar a puteros, lo único que indica es que deberían autodenominarse como yo
he titulado esta entrada.
De capirote. De baba. De remate.
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