Los gilirpogres se creen -ya lo vaticinó Eric Blair en su inmortal 1.984- que cambiando el nombre de las cosas, o dejando de nombrarlas, van a cambiar la realidad. Nada más lejos, valga la redundancia, de la realidad.
Tenemos así a MoMiMeMa, que se sacó de
la manga -del caletre no puede, porque está más vacío que su catadura moral- la
expresión cultura obesogénica, en lugar de decir (el artículo ofrece
todas estas alternativas) entorno que favorece la obesidad, hábitos
sociales poco saludables, cultura alimentaria nociva, modelo de
vida sedentario impuesto o sociedad que promueve el sobrepeso.
Y mientras, los niños engordando más que las víctimas de la bruja del cuento de Hansel y Gretel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario