Lo malo de la gente del hampa es que no tiene sentido del honor ni de la lealtad, ni siquiera entre ellos. Lo único que evita que se guíen exclusivamente por la codicia es el miedo a las posibles consecuencias si son descubiertos.
Pero cuando consideran que el riesgo merece
la pena, pasa lo que pasa. Y lo que pasa es que, como ya alertó Villarejo -eso
es una cloaca, y no los aficionadillos del partido de la mano y el
capullo-, cabe la posibilidad de la existencia de copias descontroladas de
los videos de los prostíbulos.
Todo muy ético y muy ejemplar.
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