Uno podría ser bien pensado y colegir que el que el Instituto de Crédito Oficial conceda ayudas a un empresario que es amigo del psicópata de la Moncloa y padrino de su pareja (de la del psicópata, no de la del amigo del psicópata) se debe, bien a la casualidad, bien al hecho de que el empresario es un profesional con una trayectoria intachable y unas referencias sólidas.
O podría ser un malpensado y llegar a la
conclusión de que si le concedieron esas ayudas fue precisamente por ser amigo de
la persona que está al frente del desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer y por apadrinar a quien comparte -presuntamente- su
lecho (nuevamente, me refiero al lecho del psicópata de la Moncloa, no al del
amigo apadrinador).
Máxime cuando esas ayudas equivalieron, durante el año 2.021, a todo su patrimonio (por tercera vez aclaro, aunque esta
vez no me refiero al patrimonio del psicópata de la Moncloa, que es desconocido,
sino al de su amigo). O bien tenía un patrimonio de chichinabo (siempre me ha
hecho gracia esta palabrita, los españoles siempre pensando en lo único),
y entonces las ayudas fueron mínimas (y, por lo tanto, ayudarían más bien poco)
o bien tenía un patrimonio considerable, y entonces las ayudas, además de ser
de aúpa, no serían necesarias.
En cualquier caso, que cada uno piense lo que quiera…
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