En este mundo digital e hiperconectado en el que vivimos, resulta virtualmente (valga la expresión) imposible que una materia permanezca desconocida para siempre. tarde o temprano, todo acaba sabiéndose.
Ahora se ha conocido que la estructura
informática que sirvió para espiar al psicópata de la Moncloa y a varios
miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer
también se utilizó para espiar, en Francia, a periodistas, abogados, miembros
del gobierno galo o parlamentarios.
Algunas fuentes especulan con que detrás del
espionaje se encuentre la monarquía alauita. En el caso de España tendría
sentido, por el nulo respeto que nos tienen -nos lo hemos ganado a pulso en los
últimos veinte años, todo sea dicho- y por el llamativo cambio de actitud que
la política española ha mostrado últimamente en relación con nuestros vecinos
al Sur del estrecho.
Tendría menos sentido, empero, en el caso de
Francia, una nación con la que (creo) mantienen mejores relaciones (cosa fácil)
y, sobre todo, que tolera pocas bromas y tiene pocas veleidades en materia de
relaciones internacionales.
Sin embargo, en el ajo está también Israel.
Los hebreos carecen de sentido del humor en materia de espionaje (les va,
literalmente, la vida en ello). Entre eso, y que Sin vocales se ha
dedicado a tocarles las narices a modo en relación con el terrorismo palestino,
sabremos quién está detrás de todo esto.
No me cabe ninguna duda.
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