Aunque adquirí este volumen hará cosa de tres años, lo había aparcado para que no me pasara lo mismo que con Canción de hielo y fuego, es decir, quedarme a la mitad de la historia porque Martin no publica la culminación de la saga.
Sin embargo, tras ampliar mi librería y ordenar
mi biblioteca, decidí dejarme de zarandajas y ponerlo en cola de lectura. Al final,
eso sí, para darle tiempo. De nada sirvió, claro: ni ha habido Vientos de invierno, ni mucho menos Sueño de primavera, ni la segunda parte de
este libro. Además, ya me había leído El mundo de hielo y fuego, así que
ya sabía de qué iba la cosa (aunque recuerde menos de la mitad de la mitad…).
Porque ese parece ser el problema de Martin:
o escribe muy despacio, o nunca está contento con lo que escribe (como Tolkien:
de hecho, se refiere a esta narración como su GRRMarilion) y no hace más
que reescritura tras reescritura.
En cuanto a la historia en sí, cubre apenas el primer cuarenta por ciento del lapso que media entre el inicio de la conquista de Poniente por los Targaryen y el comienzo de Juego de tronos. Hay reyes, dragones, incestos, traiciones y muertes a cascoporro. Lo que se dice Martin en estado puro.
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