Leyendo esta novela de Grisham me ha venido a la memoria Mr. Mercedes, de Stephen King. Desde el principio (o casi) sabemos quién es el asesino. La novela sólo nos tiene que contar cómo los héroes logran descubrirle y, en sucesivos flashbacks, el modo en que se produjeron los crímenes.
No es de las mejores novelas de Grisham, pero
entretiene y se lee casi de un tirón. Y eso, en los tiempos que corren, ya es
bastante.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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