Al parecer, ninguno de los hermanos Sánchez Pérez-Castejón son especialmente brillantes. Desconozco si los padres del psicópata de la Moncloa tuvieron más vástagos, pero los dos conocidos no destacan precisamente por su inteligencia.
Son, eso sí, unos listillos, unos vivales. Pero
en lo de trabajar duro y desarrollar un producto original, son más bien unas
nulidades. Al yerno del propietario de la cadena de saunas homosexuales
tuvieron que escribirle la tesis doctoral -y bien poco interés que pusieron en
ello, con párrafos repetidos y referencias mal transcritas-, y el hermano del susodicho
estrenó una ópera que recaudó menos de seis mil euros. En concreto, cinco mil setecientos setenta y cuatro.
De acuerdo que el arte no tiene precio, pero hasta yo habría podido pagar un poco más con tal de que lo la representaran.
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