El psicópata que preside el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer tiene fama de osado. No es tal mi opinión.
Creo que se trata de un matón, de alguien que
es fuerte con los débiles, pero que se achanta ante los fuertes, y que sólo se
muestra valiente (o aparenta serlo) cuando tiene al contrario atrapado por los
dídimos.
Por eso, cuando en el partido de los de la
mano y el capullo reta a los críticos a hablar del concierto catalán, lo
hace porque sabe que todos, o casi todos, le deben el puesto, y que son tan
inútiles que no podrían vivir (al menos, no tan bien) fuera de la política. Sabe
también que el único que no le debe el puesto, el barón castellano manchego, es
casi tan cobarde como él: hablará mucho, pero a la hora de la verdad no hará
nada.
Y como una imagen vale más que mil palabras, no soporta tampoco a Isabel Díaz-Ayuso, que día tras día demuestra que hay una forma diferente (y mejor para la ciudadanía) de gobernar. Y como en esa forma se incluye una política impositiva menos asfixiante, la llama dumping e intenta acabar con ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario