Aparentemente, Begoña Gómez sabe tanto de aritmética elemental como su marido de economía: nada de nada.
Resulta que una memoria del máster coordinado
por la catedrática iletrada ha despertado el interés del Juzgado que instruye
el caso contra los negocios de la pareja del presidente. Se trata de una
memoria con la que se habría justificado ante los patrocinadores el supuesto
éxito de los trabajos de la susodicha, que habría remitido una memoria hablando
de que ese máster ligado a la cátedra de Transformación Social Competitiva
habría cosechado casi doscientos cincuenta alumnos.
Eso no casa con el resto de testimonios, que han
hablado de unos años entre siete u ocho alumnos y el siguiente algo más
de veinte. La última vez que estudié matemáticas, eso no llegaba ni a treinta. Vamos,
que en dieciséis años a lo mejor alcanzaban las cifras de la desmemoriada.
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