miércoles, 13 de agosto de 2025

De dónde sacas, pa’ tanto como destacas

Cuando los neocom ocuparon las plazas públicas de los ayuntamientos gobernados por el Partido Popular, proclamaron que venían a defender los intereses de la gente de la rapiña voraz de la casta.

Obviaron señalar que en muchos casos -como suele suceder con los revolucionarios de salón- se trataba de niños bien, de vástagos de familias acomodadas, muchos de ellos con estudios universitarios (aunque, para lo que vale un título ahora, tampoco es para echar las campanas al vuelo).

Naturalmente, en cuanto se subieron a la poltrona, el coche oficial y el sueldo público, se olvidaron de lo dicho. Algunos, incluso, dijeron -tras más de cien mil muertos, una parte no despreciable de los cuales fueron responsabilidad directa suya- que lo de trabajar era muy cansado, y que abandonaban la política.

Montó el susodicho un local de restauración, con un volumen de clientela que corría parejo a la calidad culinaria de los platos y en relación inversa al nivel de limpieza del establecimiento. Montó después una campaña de micromecenazgo para trasladar el negocio a una localización mejor, más céntrica… pero se pasó de frenada, porque lo que acaba de hacer es estrenar en México la sede de su chiringuito televisivo: grandes espacios, equipos a la última y una vista increíble.

De todos modos, da lo mismo cómo la envuelvas: la mierda siempre es mierda.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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