Cuando el psicópata de la Moncloa acababa de cambiar el colchón de la residencia oficial se hartaba de proclamar que los estándares éticos de los miembros de su gobierno serían elevados e inflexibles. Luego, claro, las cosas fueron muy otras, porque de haberlos aplicado a rajatabla -suponiendo que fueran reales- se habría quedado más solo que la una.
Ya entonces sabíamos, o podíamos intuir, que
su palabra tenía menos valor que la del pastorcillo mentiroso. Lo que no
podíamos saber entonces era que hubiera usado grabaciones hechas en la sauna desu suegro, en las que aparecían dos altos cargos socialistas con las inicialesjota y be, para ascender.
Ahora, sólo queda saber de quiénes se trataba. Porque con esas iniciales salen al menos tres…
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