Los ministros de Hacienda nunca han suscitado especial simpatía entre los contribuyentes, siquiera porque dan la impresión de andar saqueando los bolsillos de los ciudadanos para llenar el saco del Gobierno.
Petisú Montero,
además, resulta ininteligible. Por mucho esfuerzo que uno ponga, entender lo
que está farfullando es tarea propia de titanes… ¡y pensar que durante una temporada
fue portacoz del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer!
Si a eso le sumamos que, con los inevitables
errores, el Partido Popular está demostrando que en Andalucía hay un modo de
hacer las cosas distinto al que utilizó durante cuatro décadas el partido de la
mano y el capullo, uno no sabe si el psicópata de la Moncloa la envió al Sur de
Despeñaperros para castigarla a ella… o a los andaluces.
Porque, según los sondeos, de haber elecciones regionales Montero taladraría el suelo electoral de su formación, y el Partido Popular le sacaría veintidós puntos.
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