Tradicionalmente, los servicios secretos israelíes han tenido fama de ser de los más eficaces del mundo. Más les vale, teniendo en cuenta que están rodeados de países que querrían, literalmente, borrarles del mapa.
Tras el ataque terrorista palestino de hace
once meses, esa reputación había empezado a ponerse en entredicho… hasta hace
un par de semanas cuando, en una operación perfectamente coordinada, los buscas
de cientos de terroristas de Hezbolá estallaron, hiriendo o matando a los
asesinos.
El gran misterio era cómo habían sido capaces
de manipular todos esos dispositivos, introduciendo el explosivo en ellos. Resultó
que la organización terrorista los había adquirido a una empresa que era
propiedad de los servicios secretos israelíes.
Es decir, que ni siquiera tuvieron que infiltrarse: vinieron a comprárselos.