Se acabó. Quince años después, unas seis mil páginas (calculadas así a ojo: veinte libros por trescientas páginas, arriba o abajo, cada uno), por fin terminé la saga que por fin supuso un cambio importante en el universo expandido.
Porque las cosas no volverían a ser iguales:
no sólo habían muerto personajes importantes (Chewbacca en el primer libro de la serie), sino que había planetas cambiados completamente (Coruscant o Yavin 4…
que vale, no es un planeta, es un satélite), especies borradas de la
existencia, aliados improbables -los antiguos rebeldes y los herederos del
Imperio- por mor de el enemigo de mi enemigo es mi aliado circunstancial y
hasta la recuperación de uno de los escenarios más chocantes de las novelas
(Zonama Sekot, el planeta viviente).
Encuentro la resolución del conflicto demasiado fácil o, por mejor decir, demasiado rápida. Además de que, al estilo de lo que ocurre en El señor de los anillos, tras la derrota del mal hay todavía unos cuantos asuntos pendientes de resolver que se van solucionando sucesivamente.
En cuanto a la edición en sí, la encuentro descuidada. El sexo de un personaje -el género de las palabras que se refieren a él- varía del masculino al femenino y vuelta en un solo párrafo de tal manera que tengo que consultar en Internet para saber qué sexo es el de verdad. Por no hablar del hecho de que ni una sola vez traducen dreadnought (que es acorazado , llamado así por el primero de su clase), o una palabra tan sencilla como denizen (habitante, morador), que al referirse a una especie alienígena (los wookies, en concreto) supongo que el traductor consideraría intraducible. O que en un párrafo, Leia se dirija a Leia mientras apoya la cabeza en el hombro de Leia.
La lástima es que en España no se hayan publicado las sagas que narran lo sucedido después, y que suponen cambios todavía mayores: la del Nido Oscuro, la de Legado de la Fuerza y la de Destino de los Jedi.
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