Hay quienes incluyen a la franquicia regional de los de la mano y el capullo dentro de las llamadas fuerzas constitucionalistas de Cataluña. No estoy de acuerdo.
Suponiendo que la matriz de Ferraz fuera constitucionalista -que es mucho suponer, porque una fuerza constitucionalista no proclama que se saltará el ordenamiento jurídico cuando mantenerse dentro de él no le permita alcanzar sus fines-, los de la barretina siempre han estado más del lado de los secesionistas.
No son, por lo tanto, parte de la solución, sino
parte del problema, y lo demuestran cuando llegan al poder, que son casi peores
que los jotaporcatos o los ierreceos.
Como el filósofo perico, que fulminó al delegado en Perpiñán del consejo regional de gobierno por negarse a usar el término -por otra parte, históricamente adecuado- de Cataluña Norte.
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