Desde mi punto de vista, el psicópata de la Moncloa, la patulea que ha medrado a su costa y todos los que les han ayudado en sus trapacerías están bastante seguros de dos cosas: que han infringido prácticamente todos los preceptos del Código penal -y los que no, estarían dispuestos a hacerlo con tal de no pagar por sus crímenes-, y que han hecho todo lo que se les ha ocurrido para que no les pillen.
Sin embargo, por muy listos que se crean,
estoy seguro de que se saben humanos y, por lo tanto, falibles. Temen haber
cometido algún desliz, haberse dejado algo sin borrar; temen también que haya
alguien lo bastante íntegro o lo bastante estúpido como para no ceder ante sus
chantajes, lisonjas, sobornos o amenazas.
Y por eso, tienen miedo. Miedo, por ejemplo,
de que cuando Estados Unidos entregó los mensajes de WhatsApp borrados
por el fiscal particular del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia
de padecer, entre esos mensajes se encontrara alguno que le pudiera comprometer
y, sube que sube que sube, trepa que trepa que trepa, llegaran hasta el
querube.
Que tengan miedo es bueno. Porque el miedo te hace cometer estupideces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario