El marxismo es calificado por algunos como socialismo científico. Pero la ciencia, o al menos el método científico, se basa en la prueba y el error como medio de refinar la teoría. Y eso es algo que un marxista jamás hará, ni siquiera cuando se dé de bruces con la realidad.
Tomemos el caso de la izquierda (al menos la
española) y dos realidades contrapuestas: la homosexualidad y el Islam. Para la
izquierda, la religión predicada por el pastor pedófilo, además de ser otra
cultura, es una religión de paz, con mucho superior y preferible al
caduco cristianismo (especialmente en su variedad católica). Tan es así,
que en las manifestaciones a favor de (por ejemplo) Palestina se ve a muchos
homosexuales, hay carteles de NoCHe con Palestina y estas cosas… a pesar
de que los que mandan en Palestina, como fanáticos musulmanes que son, les
colgarían de la grúa más cercana sin pensárselo dos veces (ni una, ya puestos).
Pues bien, en Murcia, un concejal socialista
que decía que nunca había pasado nada con los moros denunció una agresión homófoba en un kebab. Probablemente se trate de un malentendido y no entendiera
bien lo que le estaban preguntando.
Que si el viaje de ida al infierno lo quería en primera o en clase turista.
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