jueves, 12 de junio de 2025

Proceso al proceso (662)

A pesar de lo que les gusta proclamar a los secesionistas -que los territorios cuya representación se arrogan han sentido una identidad propia prácticamente desde Adán y Eva-, las pulsiones regionalistas tienen un siglo y medio escaso.

De hecho, hace tiempo leí una frase de un intelectual catalán de principios del siglo XX -no recuerdo el nombre, pero sí que era alguien conocido a nivel nacional y hasta diría que quizá internacional- que decía que era fácil identificar al nacionalista del pueblo, porque era, indefectiblemente, el más necio de la localidad.

Así las cosas, los secesionistas de la barretina -lo mismo se podría decir de los de la boina, pero esta serie de entradas va de los primeros- no habrían llegado demasiado lejos de no tener ayuda. Y en esa ayuda ha estado inveteradamente la izquierda española y, muy singularmente, el partido de la mano y el capullo, siempre presto a apoyar -y apoyarse- en quienes pudieran ayudarles a conseguir su fin único, que es aprehender y detentar el poder.

Esto ha sido así históricamente, y sigue siéndolo en la actualidad, bajo la égida del psicópata de la Moncloa, que cuando dice que Cataluña y España son dos países diferentes y extraordinarios no se sabe ya si es que le ha traicionado el subconsciente o que está preparando el terreno para un butifarrendum III, esta vez respaldado desde el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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