miércoles, 13 de septiembre de 2017

Algunos son más sensibles que otros

Hace cosa de un mes, una senadora australiana acudió al parlamento de su país vestida con un burka con el que, según la noticia, estuvo veinte minutos antes de tomar la palabra y quitárselo para pedir que sea prohibido por razones de seguridad.
La senadora en cuestión pertenece al partido Una Nación; según el artículo, algunos tildan a esta formación de ultraconservadora. Algo para lo que no hay que correr demasiado –me refiero al hecho de tildarla de tal cosa en este mundo políticamente correcto-, visto el nombre que han elegido.
Naturalmente, los biempensantes se le echaron encima. El fiscal general reprendió en su turno de palabra el espectáculo en los siguientes términos:
Les advierto y les aconsejo que tengan mucho cuidado con ofender las sensibilidades religiosas de los australianos
Esto lo dijo en referencia a las leyes contra la discriminación racial y protección de libertad religiosa, al cifrar en medio millón los australianos musulmanes, entre los aplausos del resto de miembros del Legislativo.
Si no he leído mal, en Australia hay unos veinte millones de personas (y el doble de canguros, que es a lo que se refiere la noticia). Es decir, que sólo uno de cada cuarenta australianos (un dos y medio por ciento) se declara seguidor de Mahoma. Vamos a suponer que una cantidad equivalente (estoy seguro de que son muchos más, pero da lo mismo) se declara cristiana (de la confesión que sea, o de todas juntas). Por lo visto, las sensibilidades religiosas de esos australianos pueden ser ofendidas sin que pase nada porque, en efecto, nada pasa: a diferencia de los musulmanes, los cristianos no andamos poniendo bombas por ahí en nombre de Dios, de Cristo o de la virgen María.
Además, la senadora en cuestión no planteó el tema por cuestiones religiosas, sino de pura y simple política de seguridad. Como dijo ella, si una persona debe quitarse un pasamontañas o un casco antes de entrar en un banco o cualquier otro edificio, incluido un tribunal. ¿Por qué no sucede los mismo con alguien que tiene la cara cubierta y no se puede identificar?
Pues porque debe ser fotosensible, mujer. Si es que no piensas…


¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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