lunes, 25 de septiembre de 2017

Cal y arena

Nunca he tenido demasiado claro, en la expresión una de cal y otra de arena, qué es lo bueno y qué es lo malo. Supongo que la cal será lo bueno (por aquello de que requiere un cierto procesado o elaboración para alcanzar un determinado nivel de calidad o pureza en su composición) y la arena lo malo (por aquello de que abunda), pero lo mismo estoy equivocado. Da lo mismo.
El caso es que durante el fin de semana (incluyendo en el mismo el Viernes) ha habido de todo, de lo bueno y de lo malo. Así, el Ministerio Fiscal ha visto sedición en los ataques a la Guardia Civil (los disturbios y manifestaciones de estos días han sido tumultuarios, por lo que se daría un delito de sedición) de los secesionistas… pero no ha denunciado a los responsables. Es decir, que habría sedición pero no sediciosos. Curioso, cuando menos.
En el colmo de la desfachatez, la radio pública regional no sólo delata los movimientos de policía y Guardia Civil, sino que anima a sus oyentes a hacer lo propio. Y aunque el Gobierno parece haber reaccionado ante las marchas tumultuarias, sigue sin desconfiar de la policía regional, cuyo entusiasmo reprimiendo a los delinquidores es francamente mejorable.
Y para guinda, la reunión que montaron los neocom en Aragón, como apoyo a los golpistas. La cosa no pintaba bien desde el principio, porque las representaciones fueron, cuando menos, exiguas: doña Rojelia no asistió, los divergentes enviaron a sólo tres representantes, el estrábico con sobrepeso a dos y los epígonos del orate con boina a sólo uno. Para remate, la asambleíta se vio rodeada por una multitud que, apostaría, era al menos tan nutrida como la que había dentro, en la que aparecían banderas nacionales; algunas con el águila de San Juan (las mal llamadas, no me cansaré de decirlo, inconstitucionales, anticonstitucionales o preconstitucionales), lo que hizo tuitear al enterrador de los paleocom –qué poco parece haberle durado la luna de miel- que se encontraban rodeados por fascistas, o expresión semejante.
Como he leído por ahí, lo de los escraches no es tan democrático cuando es a uno al que se lo hacen, ¿eh, Albertín? O Pablito, que resulta que llamó al presidente del Gobierno para quejarse por la falta de policías vigilando su asamblea. Las fuerzas del orden no son tan represoras, parece, cuando uno tiene los dídimos de corbata por pensar que todo el mundo se va a comportar con uno como uno se comporta con todo el mundo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: