Me
cansé de dar preferencia a las mamarrachadas que los necionanistas perpetraban a cuenta del atentado islamista, así que
ésta cae donde le toca, aunque hayan pasado tres semanas. Reúne esta entrada
tres noticias distintas, todas relacionadas con el atentado y todas muestra del
sectarismo rastrero y miserable de los secesionistas entonces, golpistas hoy,
catalanes.
El
primer titular es que la televisión autonómica catalana equiparó a los obispos con el imam de Ripoll en sus informativos. Aunque ahora que lo pienso, si bien
los prelados catalanes no han predicado el asesinato de nadie, que se sepa,
hace tiempo que dejaron de ser etimológicamente católicos, puesto que miran únicamente
a, por y para su grey. Por lo cual, la comparación quizá no estuviera tan mal
traída.
El
segundo titular hace referencia al hecho de que la alcaldesa de Barcelona, la bruja Piruja, pretendía colocar a Su Majestad el Rey en segunda o tercera fila en la manifestación que iba a
celebrarse el Sábado siguiente en Barcelona. Quizá debería ser ella la que
fuera en segunda o tercera fila; así, a lo mejor la tapaban y no se vería cómo
se descojona en un acto de homenaje a los asesinados. Teniendo en cuenta que ha
pertenecido al mundo de la farándula, siquiera periféricamente, debería saber
disimular algo mejor.
Finalmente,
la presidente de la asamblea legislativa autonómica excluyó de las
condecoraciones por la labor policial tras el atentado de Barcelona al cuerpo nacional
de Policía y a la Guardia Civil. Tuvo que ser la líder de los naranjitos en la citada cámara la que le pusiera las peras al cuarto por semejante muestra de miseria moral y sectaria.
Aunque
no sé de qué me sorprendo. Deberíamos estar ya acostumbrados (que no
resignados; eso nunca) a hechos como los tres citados.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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