Una cosa es respetar todas las opciones sexuales y otra muy distinta es perder el oremus. Tan demencial es que un ser proclame que las mujeres trans también tienen derecho al aborto como el que los médicos ingleses vayan a preguntar a los hombres si están embarazados antes de hacerles una radiografía.
Pero mientras que el primer caso es un desvarío,
por así decirlo, estrictamente particular y privado, en el segundo caso se
trata de una directiva del Sistema Nacional de Salud (una entidad pública, por
tanto), que afecta a la generalidad de la sociedad. Por lo visto, la directriz de
preguntar a todos los pacientes se ha originado después de descubrir que le realizaran un TAC
a un hombre trans embarazada. Es decir, a una mujer de las de toda la vida.
Y como el camino al infierno está empedrado
de buenas intenciones, hay quejas de uno y otro lado. Los activistas han pedido
al NHS que eliminen las prácticas humillantes, ya que han dejado a
mujeres avergonzadas al tener que explicar por qué no pudieron quedarse
embarazadas. Además, defienden que la pregunta podría recordar a los pacientes
por experiencias traumáticas que puedan haber tenido, como un aborto
espontáneo.
En esto, como en tantas otras cosas, La vida de Brian se quedó bastante corta…
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