Finalmente llegó el día, tan temido, en que me quedé sin materia para esta serie. Hay veces en que he tenido entradas a dos meses vista, y otras en las que tuve que (casi) improvisar sobre la marcha ante una pérdida catastrófica de datos.
Pero hoy no pasa ni una cosa ni la otra. Simplemente, me he quedado sin tema del que hablar. Así que hablaré sobre la serie de entradas. Nada largo ni profundo, apenas algo que me permita cubrir el expediente (no deja de ser curioso que esta entrada sea la ducentésima vigésimo segunda).
Sí que puedo decir que nunca pensé que
pudiera estar más de cuatro años, semana tras semana, haciendo reflexiones
sobre temas de interés (más o menos) general, exorcizando demonios (o no, pero
me apetecía poner la expresión) o cumpliendo viejos compromisos autoimpuestos.
Y la semana que viene… quién sabe. Lo mismo
me ha vuelto a visitar la musa que la serie queda en un paréntesis indefinido.
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