En su afán autocrático y liberticida, el psicópata de la Moncloa está decidido a acabar con cualquier posible oposición a su afán de poder omnímodo. Lo irónico es que quiere hacerlo guardando un mínimo barniz de proceso democrático y legalista. Algo así como el de la Ley a la Ley que posibilitó la Transición, pero marcha atrás y de mentirijillas.
La mayoría de los miembros del desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, de sus cómplices, aliados
y lacayos, se han formado bajo las leyes educativas pergeñadas por los
sucesivos gobiernos del partido de la mano y el capullo. Eso quiere decir que
una formación deficiente se ha visto unida a su estulticia congénita.
Por eso, ahora andan buscando ideas para su
plan de regeneración contra bulos y desinformación. Es como como si
Hitler no supiera qué hacer para eliminar a seis millones de judíos y abriera
un concurso de sugerencias.
Saben qué quieren, pero son demasiado tontos para saber cómo hacerlo.
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