El ninistro Bolardos debió quedar seriamente afectado cuando la encargada de protocolo de los actos del 2 de Mayo en Madrid, el año pasado, le impidió acceder al estrado al que no había sido invitado.
La cosa debió herirle en lo más hondo, porque
desde entonces ha hecho unas cuantas tonterías (más y de mayor intensidad que
de costumbre, quiero decir). La penúltima ha sido aparecer en un video con su peluquero. Dejando aparte que, vistos los resultados, quizá debiera plantearse
denunciarle (o, al menos, cambiar de estilista), si lo que pretende es iniciar
una carrera de influencer para cuando deje la política (o la política le
deje a él), la cosa no pinta, en mi opinión, demasiado prometedora.
Resulta, más bien, repelenter.
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