Los
titiriteros españoles son bastante
aficionados a opinar de lo que sea, venga o no venga a cuento, y a creerse el
centro del mundo… algo paradójico, si tenemos en cuenta que su posición suele
estar bastante a la izquierda del mismo.
Una
representante (¿representonta?) del
gremio, Candela Peña, ya aprovechó el recibir un premio Goya para quejarse de
su situación personal y reclamar trabajo (lo cual vendría a demostrar la
catadura de la gente del cine, porque si no son capaces de ayudarse ni entre
ellos, apaga y vámonos).
El
mes pasado lo hizo para despotricar contra una cadena sueca de tiendas de
muebles, cuyo nombre no voy a decir pero que será fácilmente identificable si
indico que suelen vender sus artículos desmontados, para que los monte el
propio comprador. La susodicha actriz proclamó a quien quisiera escucharla (y
los que no teníamos el más mínimo interés también nos enteramos) que la habían estafado, porque llevaba tres intentos con
sus respectivas incidencias de montar una cocina... y otras tres un vestidor.
Yo
que ella, me lo hacía mirar. Quizá el problema radique en que necesita a
alguien que le indique cómo montar los muebles de marras.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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