Escribo
esto el Lunes por la tarde, y cuando se publique esta entrada llevaré bastante
tiempo encerrado en un lugar con pocas oportunidades de enterarme de lo que
pasa hasta que sea, quizá, demasiado tarde para cambiar lo que escribo.
Dicho
lo cual, parece que será hoy, Martes 10 de Octubre, cuando se proclame por los
golpistas la independencia de Cataluña. No se sabe si será una proclamación
real o virtual, porque le están viendo
tantas orejas al lobo los pedecatos
que les ha entrado el canguelo. Lo malo es que la jauría que han azuzado se ha
desmandado y ya no hay quien la pare. Así, el líder de Ciudadanos ha solicitado al Gobierno que garantice la seguridad y, más específicamente, que la policía
regional no permita a la sediciosa asamblea nacional catalana y a los Clicks Unidos de Playmobil cortar
infraestructuras y bloquear Cataluña.
Todo
esto, después de que la manifestación españolista del pasado Domingo en
Barcelona superara todas las expectativas (de los convocantes y de los
golpistas y sus aliados), por lo que los partidos políticos ya están intentando manipular en su beneficio el sentido de la misma.
Al
menos, algunos dicen lo que tienen que decir: el PP advierte a Cocomocho que si proclama la
independencia, puede acabar como Companys; no fusilado –en España ya no hay
pena de muerte-, sino en la cárcel (por el gobierno de los por algunos añorada
segunda república); el PSOE, en la posibilidad de que se aplique el tan traído
y llevado artículo 155, dice que apoyará cualquier respuesta del Estado
(veremos lo que le dura el propósito al veleta de Sin vocales); y los neocom
señalan que Sánchez será en parte responsable si apoya al gobierno y hay
heridos (como sean como los del primero de Octubre, de quita y pon…).
Y
mientras, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña –órgano que he de decir
que me ha sorprendido muy agradablemente- ha pedido a la Policía Nacional que vigile su sede junto a la policía regional; esa que algunos ya llaman los mossos amorosos.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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