El
secesionismo catalán sería políticamente respetable si no fuera tan
condenadamente caradura. Es decir, y por ejemplo: cuando, hace casi un siglo,
en la India arreció el movimiento independentista, lo que querían era
desligarse de la metrópoli, y no seguir viviendo a costa de ella. Los golpistas
catalanes, en cambio, parecen querer seguir chupando de la teta española, pero
siendo ellos los que manden sobre el papel (porque, de facto, ya hacen lo que
les da la gana). Es decir, que como dicen algunos, el único propósito de la
independencia parece ser alcanzar la impunidad judicial.
Esta
desfachatez se extiende no sólo a los golpistas en sí, sino a todas las
instituciones vinculadas de una u otra manera con el regionalismo catalán. Así,
las empresas han mantenido una posición (seamos suaves) tibia, hasta que han
visto el peligro de quedarse en la ruina y han salido por patas. El Fútbol Club
Barcelona, por su parte, se ha ido politizando cada vez más, manifestando un
descarado apoyo a las tesis secesionistas (obviando el hecho de que, ni todos
sus aficionados son catalanes, ni todos sus aficionados catalanes son
secesionistas, aunque estos últimos sean los que más ruido hagan), tanto a
nivel de institución como algunas de sus figuras más destacadas: el
meacolonias, el charnego y el Shakiro,
por citar los tres casos más notorios.
Y
todo ello, sin dejar de chupar de la teta española. Es decir, apoyan la
independencia de Cataluña, pero sostienen que tras esa independencia el
Barcelona seguirá jugando en la liga española (para ello ponen como ejemplo el
Mónaco, obviando el hecho de que las relaciones exteriores, la defensa,
etcétera, del principado quien se ocupa es Francia) o, en su defecto, en la
liga que ellos elijan (porque, por lo visto, todas las ligas del mundo y parte
del extranjero se darían de bofetadas por contar con los rojiazules entre sus
competidores).
Tras
el golpe de Estado del uno de Octubre, la Farça
se adhirió a la comisión de los abogados (teniendo en cuenta la de líos judiciales en que se han visto envueltos últimamente, deben conocer a unos cuantos) para mediar en la crisis de Cataluña, y un jugador tan significado como Iniesta (al
que le perdí el respeto cuando se puso de perfil hace años sobre el tema,
siendo de Albacete) pidió diálogo
(uno no dialoga con un delincuente, uno le juzga y le condena; ¿o es que,
cuando la Guardia Civil te pone una multa, vas y le dices vamos a dialogar, señor agente?).
Y
tras decir el director general del club que deben ir de la mano con la Liga, van e invitan al palco en el partido de
la competición europea (no es liga de
campeones, puesto que el año pasado el Barcelona no ganó la Liga, y el
Atlético y el Sevilla no ganaron nada) a dirigentes de las entidades favorables
al golpe de Estado (por no decir directamente inductoras), como son la
sedicente asamblea nacional catalana y Omnium
cultural.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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