Los
políticos no tienen palabra, y menos si son españoles (salvo excepciones, como
Aznar cuando dijo que sólo estaría dos mandatos y cumplió) y de izquierdas. La actual
alcaldesa de Madrid, conocida por estos lares blogueros como doña Rogelia, se cansó (es mayor, la
pobre) de decir que no se presentaría a unas nuevas elecciones municipales. Sin
embargo, la donna é mobile, que dijo
el músico, y su negativa no es ahora tan tajante.
Parece,
pues, que habría cambiado de opinión. Las presiones de los suyos (con suyos como esos, para qué necesita
adversarios) para que volviera a concurrir al frente de las listas de Ahora Madrid darían ya sus frutos. Algo que
ha sido muy bien valorado por Rita Maestríper,
para quien el tándem Carmena/Errejón constituye una muy buena idea.
Vamos
a dejar a un lado el hecho de que, tras cuatro años, a los que pudieron votar neocom pensando que no eran neocom porque los candidatos no lo eran
(teóricamente: a poco que uno rasque en la biografía de la ex abogada, ex juez
y ex cremento humano verá que siempre ha sido más roja que los pimientos…
rojos) ya se les habrá caído la venda de los ojos. Es decir, que se presente
quien se presente como cabeza de cartel, el batacazo está (espero) casi
asegurado.
Pero
si uno no quiere hacer algo, y más a ciertas edades, no lo hace. Y punto. Si se
presenta, es porque quiere, y si quiere, es porque siempre quiso. Ni presiones
ni leches.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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