domingo, 22 de octubre de 2017

El muchacho persa

Esta segunda parte de la trilogía que Mary Renault dedicó a la figura del monarca macedonio tiene algunas características que la hacen especialmente interesante.
Para empezar, está contada en primera persona por uno de los personajes (en concreto, el eunuco Bagoas). Y este personaje no opera como narrador omnisciente, sino que relata únicamente aquellos sucesos de los cuales es testigo directo.
Además, la novela termina con la muerte de Alejandro. Por lo tanto, deja para el tercer volumen algo que, hasta el momento, nunca me he encontrado en ningún libro que haya leído sobre el hijo de Filipo II (lo que tiene uno que hacer para no repetir nombres al referirse a una misma persona): lo que ocurre, precisamente, tras su fallecimiento.
Y, finalmente, es en este volumen donde se produce lo que mencionaba en el comentario de la primera parte: la narración de la vida de un bisexual (y de un homosexual, quizá forzoso, pero homosexual al fin y al cabo: el narrador, precisamente) por parte de una lesbiana. Cosa que hace sin entrar en demasiados detalles; con clase, podríamos decir.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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