Mientras
se estaba gestando el butifarrendum II,
el líder del cuarto partido del país (en número de diputados) le espetó al del
segundo (por el mismo criterio) algo que debería ser definitivo y que,
naturalmente, se quedó sin respuesta.
Lo
que le dijo fue algo que tendría que ser condición sine qua non, no ya para ser presidente del Gobierno de España,
sino incluso para trabajar en su administración, dado que al tomar posesión del
puesto es necesario comprometerse a observar la Constitución y el ordenamiento
legal.
Lo
que Rivera le dijo a Sánchez fueron quince palabras: si no puedes defender la unidad de España, no te presentes a presidente del Gobierno.
Diáfano.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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