Antes
se coge a un mentiroso que a un cojo. Especialmente, cuando el mentiroso es,
además de malvado, torpe, y miente tan mal que, sin hacer esfuerzo alguno,
cualquier interlocutor es capaz de pillar sus embustes.
Esa
es una de las razones por las que no me gusta mentir: es demasiado trabajo. Cuando
uno dice una mentira, habrá de tener cuidado con lo que diga a continuación:
deberá ser coherente con su mentira inicial. Ser coherente es sencillo cuando
uno dice la verdad, puesto que basta con seguir diciéndola. Pero si has
mentido, y luego dices la verdad, serás incoherente; serás igualmente
incoherente si mientes en un sentido distinto al que seguiste inicialmente. Y la
cosa se va complicando, como un castillo de naipes en el que cada vez colocas más
cartas, porque el más pequeño descuido hará caer el edificio que con tanto
cuidado has levantado.
Claro,
que todo esto es en un mundo teórico, ideal. En el mundo real -en la España
actual-, el desgobierno puede decir lo que le venga en gana sin miedo, temor,
recato ni vergüenza a pecar de incoherentes. No porque, como suele decirse, los
españoles tengan la memoria corta -algunos no la tenemos, desde luego-, sino
porque les da lo mismo: en un determinado momento dirán algo, y a renglón seguido,
o pasado algún tiempo, dirán otra cosa distinta, divergente o incluso
contradictoria. Incoherente, en suma.
La
última -bueno, la última hace una semana, claro- fue asegurar, por parte del
desgobierno, que no publicaba los informes técnicos para no fomentar carreras entre comunidades. Dejando aparte el hecho de que las carreras
estarían amañadas -o que algunas comunidades están dopadas, porque Sin
vocales necesita los votos de las formaciones políticas regionales (y
antiespañolas) para seguir en el machito, mientras que donde gobierna el PP (es
decir, en Madrid) da lo mismo que se demuestre, punto por punto, que el informe
del ninisterio de Insanidad sería injusto o, para hablar en plata,
prevarica-, lo cierto es que tiempo atrás había prometido que los resultados de
los informes serían públicos.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!