viernes, 22 de mayo de 2020

Seamos francos: en España cada vez asoman más tontos

Las sucesivas reformas educativas que se han producido en España desde el advenimiento de la democracia no han hecho más que crear un rebaño de pollinos (y que me perdonen los jumentos). Eso ha hecho que los progres, sobre sectarios -eso lo son casi todos los humanos, y más si están profesionalmente en política y son españoles-, sean profundamente ignorantes.
Así las cosas, si ven un águila en cualquier parte la van a considerar franquista, aunque sea un escudo con medio milenio de antigüedad. Y si ven la palabra franco pensarán en el general triunfador en África y en la Guerra Civil que rigió los destinos de España durante tres décadas y media y al que, al parecer, son incapaces de sacarse de la cabeza.
Todo esto les lleva a protagonizar actuaciones del bochorno más espantoso, al que por desgracia (para ellos y para nosotros) son inmunes porque para abochornarse habría que tener sentido del ridículo, y ya sabemos que los políticos actuales de izquierdas, salvo honrosas excepciones, son un hatajo (con hache) de sinvergüenzas.
Uno de los últimos casos -seguramente hay más, porque cuando la linde se acaba, el tonto sigue- lo ha protagonizado un senador comunista por la comunidad valenciana (qué tiempos aquellos en los que la llamada cámara alta venía a ser una asamblea de notables, doctos e intelectuales), que ha pedido que se aportara toda la documentación del expediente para cambiar de denominación la "calle Franco" en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.
Ha tenido que ser el alcalde (del PP) de la ciudad el que señalara lo evidente (evidente para cualquiera con dos dedos de frente y sin unas orejeras ideológicas que le limitan la percepción): que el franco con que se nombra la calle no fue un general, sino una moneda, como podría deducirse de que los viales colindantes llevan los nombres de Dólar, Libra, Dracma, Rublo, Florín, Peso, Chelín, Yen, Marco, Escudo, Euro y Peseta, cuestión esta fácilmente comprobable recurriendo a una aplicación como Google Maps, apostilló el primer edil alicantino.
Pero es que para ello, señor alcalde, deberían saber utilizar la aplicación. Cosa que, visto lo visto, se antoja cuanto menos dudosa.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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