Aviso
que esta entrada me va a quedar en algunos pasajes un tanto tremendista y
demagógica. Lo digo por si alguien se escandaliza. Empiezo.
Suele
señalarse a la Alemania de Hitler como la autora del mayor genocidio reciente
(en términos absolutos): más que el perpetrado por los turcos contra armenios,
asirios, griegos pónticos y maronitas libaneses; más que el de los birmanos contra los rohinyá; más que el de los jemeres rojos contra los propios
camboyanos; más que el holomodor soviético contra los ucranianos; más, incluso,
que todos los anteriores sumados.
No
deja de ser curioso (nótese la ironía) que todos estos asesinatos en masa
fueran perpetrados por gobiernos de izquierdas (sí, también el del bigotito: su
partido era nacional y socialista, por más que los progres equiparen fascismo y
derecha, o derecha y fascismo). Tenemos, pues, que en épocas recientes es la
izquierda la que perpetra los genocidios, no la derecha. Y esta cultura de la
muerte no la aplican únicamente a lo que podríamos llamar fase intermedia
de la vida, sino también a su comienzo y a su fin, esto es, al aborto y a la
eutanasia.
Quizá
así pueda entenderse por qué el desgobierno español, socialcomunista, no
enviara medicamentos a las residencias de ancianos, sino sólo morfina (eso, por
no recordar los numerosos mensajes en redes sociales que los partidarios de los
neocom, y algunos políticos neocom también, han escrito en contra
de las personas mayores); o que desde un centro de discapacitados intelectuales
se denuncie que (el gobierno -socialista- de) Emiliano García-Page les tiene completamente abandonados.
Cabe
que el que el experto visible del desgobierno (ése que decía que
no habría más de tres o cuatro contagios, o que no le diría a un hijo suyo que
no fuera a las concentraciones feminazis del ocho de Marzo) se niegue a dar los nombres de los once integrantes del comité técnico que decide cuando
cambia cada comunidad autónoma de fase, no para que, como dice, no les
presionen, sino para evitar que puedan ser encausados en un futuro Nuremberg.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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