Es
humano no seguir el principio de predicar con el ejemplo. En esto, los
políticos españoles de izquierdas son más humanos que nadie, porque no es que
no prediquen con el ejemplo, no: es que siguen, literalmente, el comportamiento
diametralmente opuesto al que exigen a los demás.
Así,
y sólo con el tema de no hacer partidismo en tiempos de pandemia, hace diez
días tuvimos cuatro ejemplos, el uno del otro en pos: los sindicatos más representativos
(es decir, socialistas y comunistas) clamaban al desgobierno para que nacionalizase empresa españolas; ese mismo desgobierno se aprovechó del sopor parlamentario
para tramitar la ley que acabará con la educación especial (algo que, al
oponerme, me permitió enterarme de que entre mis conocidos había más casos de
los que suponía… un servidor tiende a suponer, dicho sea sin intención de ser
peyorativo, la normalidad, así que no suelo plantearme lo que se sale de ella);
en tercer lugar, el desgobierno regó de subvenciones a organizaciones ecolojetas;
finalmente, el Chepas defendió la creación de una tasa Covid para los ricos (aunque no creo que se aplique el cuento).
Por
ello, y por mucho más…
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