Que
los nazis y los comunistas están emparentados ideológicamente lo demuestra
(vale, es un sofisma, pero es mi blog y razono como quiero) el hecho de que los
segundos siguen al pie de la letra la máxima de los primeros (al menos, creo
que fue verbalizada por los primeros) de que una mentira repetida mil veces se convierte
en una verdad. O, al menos, acaba calando en la opinión pública.
Así,
una parlamentaria regional madrileña de los neocom ha sido condenada por insultos y agresiones (a una agente de policía, lo que podría hacer, desde mi
punto de vista, que su conducta fuera constitutiva de un delito de atentado) durante
un desahucio. Naturalmente, el chepudo líder único de su partido (ya se ha
encargado él de ir defenestrando a los demás) ha salido a defenderla, calificando
la sentencia de injusta -estoy de acuerdo: me parece que se queda corta-
e insinuando que la Justicia en España privilegia a los corruptos.
Naturalmente,
los jueces (bueeeeeno, los jueces… el Consejo General del Poder
Judicial, donde hay alguno que yo me sé que tiene de juez lo que yo de
arzobispo de Constantinopla) expresaron su profundo malestar con el
melenudo vicepresidente que, envalentonado, tachó de ilegítima la
crítica del CGPJ y le acusó de estar al servicio de la derecha. Al menos,
no les tachó de enemigos del pueblo, que en las dictaduras comunistas
suele ser el paso inmediatamente anterior al linchamiento.
El
desgobierno en bloque respaldó a Junior y su libertad de expresión
por cargar contra las decisiones judiciales (a los que cuestionamos la
sentencia de los atentados del 11 de Marzo de 2.004 nos llaman conspiranoicos…
se ve que sólo según quiénes pueden cuestionar según qué sentencias). Algunos opinadores
se extrañaron de que los tres ninistros que antes fueron jueces
se pusieran del lado de su compañero de gabinete, y no de sus compañeros de
profesión.
Pero
¡almas de cántaro!, ¿no habéis comprendido todavía que un izquierdista es,
antes que nada, un izquierdista? Da lo mismo si es juez, madre o pastor de
ovejas: ante todo, sobre todo y para todo, será primero un izquierdista.
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